lunes, 4 de octubre de 2010

Portugal: economía


Portugal es un país desarrollado. Está integrado en la Unión Europea y tiene un Índice de Desarrollo Humano muy alto (0,897). Ha tenido un rápido crecimiento económico y una profunda transformación desde su incorporación a la Unión Europea en 1986. Se incorporó como un país eminentemente agrícola, y se ha convertido en un país de servicios gracias al buen uso de los fondos de compensación que llegaron desde la Unión. Sus esfuerzos de convergencia con las primeras economías de Europa le permitieron adoptar, desde el primer momento el euro como moneda.

Como país rico que es Portugal tiene una economía bien diversificada, basada en la iniciativa privada de empresas bien estructuradas, desde grandes multinacionales a pequeñas empresas. Es un país atractivo para la implantación en Europa de grandes firmas multinacionales y área de expansión de empresas europeas, especialmente españolas. La economía española ha invertido mucho dinero en Portugal, gracias a sus grandes atractivos como país desarrollado.

A finales de la década de 1980 en Portugal la agricultura y la empresa pública dominaban lo principal de la economía, pero desde la incorporación a la Unión Europea la agricultura ha perdido mucho peso y las empresas públicas se han ido privatizando, en consonancia con lo que demanda la Unión.

En la actualidad la agricultura supone el 3% del PIB y da trabajo al 10% de la población activa, una tasa alta para los estándares habituales en la Unión Europea, la industria aporta el 25% del PIB y da trabajo al 30% de los trabajadores y los servicios aportan el 72% del PIB acoge al 60% de la mano de obra.

La agricultura portuguesa es moderna y eficaz. Usa con ventaja todos los avances de la revolución verde, que le permiten cultivar en condiciones no demasiado favorables. En Portugal se distinguen dos paisajes agrícolas tradicionales, uno al norte del río Vouga donde predomina el policultivo intensivo en propiedades de tamaño medio o pequeño, y otro al sur donde predomina la gran propiedad y las explotaciones extensivas de cereales, olivos y alcornoques. Es de señalar la especialización de la cuenca del Duero en el viñedo, que alimenta la famosa industria vitivinícola de los caldos de Oporto. Otros productos importantes en Portugal son el maíz y las hortalizas de todo tipo. Como en todo país desarrollado la agricultura está orientada al mercado, tanto interno (principal) como de exportación.

La ganadería y la pesca tienen una importancia menor. Sólo en el sur se conserva una ganadería extensiva de porcino y bovino vinculadas a las grandes dehesas del interior. El resto del ganado tiende a explotarse de manera intensiva en granjas. Es el noreste del país donde la tradición vacuna es mayor. La pesca tiene menos importancia, ya que salvo excepciones se reduce a una pesca de bajura.

Los recursos forestales son importantes, especialmente en el interior del país, pero en su mayoría han sido sustituidos por auténticos cultivos de especies foráneas, como el eucalipto o diversas especies de pino. El principal recurso forestal de Portugal es el alcornoque, que da el mejor corcho del mundo junto con el de Extremadura en España.

La industria portuguesa ha sufrido un intenso proceso de reconversión durante la década de 1980 y tras la incorporación a la Unión Europea. Se ha pasado desde una industria obsoleta a una moderna y eficaz. Portugal no dispone de grandes recursos naturales, por lo que ha de importar la mayoría de las materias primas que utiliza su industria. Por eso el valor añadido de los bienes de consumo complejos es vital para la economía portuguesa.

Las regiones industriales principales en Portugal son las del litoral y el norte, especialmente Lisboa, Oporto, Setúbal. En la localización industrial portuguesa tienen una importancia decisiva las infraestructuras viarias: ferrocarril, carreteras y puertos internacionales.

La industria del textil y el calzado sigue siendo muy importante en Portugal, seguida de la automotriz, el papel, artículos basados en el corcho, la madera, aparatos eléctricos, químicos y cerámicas. Junto a estas se han desarrollado industrias vinculadas a las nuevas tecnologías, impulsadas por las compañías internacionales del sector que se han instalado en el país.

Los servicios llevan el peso de la economía portuguesa. Como en toda economía desarrollada destacan los transportes, el comercio y el turismo. El comercio interno es muy intenso y existen empresas de todo tamaño que cubren eficazmente todo el territorio. El comercio exterior es fundamental para la economía portuguesa. Sus principales socios comerciales son los países de la Unión Europea: España, Francia, Alemania, Italia y el Reino Unido.

El turismo está muy desarrollado, aunque lejos de su vecino España. La región turística por excelencia es el Algarve, junto con Lisboa. En general la costa sur es de gran atractivo turístico.

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