viernes, 21 de mayo de 2010

Regiones vitivinicolas de Argentina


Las regiones productoras

La Argentina tiene 210.000 hectáreas plantadas con uva para elaborar vino, repartidas en distintas regiones productoras: Mendoza (70%), San Juan (22%), Río Negro (3%), Salta, La Rioja , Catamarca y Córdoba. A ellas aspira a sumarse en el futuro Chubut, donde ya se están desarrollando viñedos.

Todas estas provincias, excepto Córdoba, se extienden sobre 1.700 kilómetros a lo largo de la Cordillera de los Andes, entre los 22° y 42° de latitud. Junto a Río Negro hay que incluir a Neuquén, donde existen plantaciones nuevas.

El clima de las regiones productoras es semidesértico, con muy pocas lluvias durante el año, como por ejemplo Salta, con un promedio anual de 200 milímetros , o Mendoza, con 250 milímetros .

Esta aridez es causada fundamentalmente por la distancia que las separa del Océano Atlántico y porque la Cordillera de los Andes actúa como barrera impidiendo la llegada de vientos húmedos del Pacífico. Como consecuencia de ese clima, todos los viñedos necesitan ser irrigados, y para ello tradicionalmente se utiliza agua de deshielo de la Cordillera , que es transportada hasta los viñedos por un sistema de canales y acequias.

Por tratarse de un bien escaso y vital para las provincias productoras, existen derechos de riego y un control estricto sobre el uso del agua. De acuerdo con la superficie del viñedo, la propiedad tendrá derecho a una determinada cantidad de agua, distribuida en turnos prefijados. Las propiedades que no tienen derecho de riego deben recurrir a la búsqueda de agua mediante pozos, variante que está reglamentada para mantener controlada la explotación de las napas subterráneas. El agua, según las regiones, se encuentra a una profundidad que oscila entre los 130 y los 300 metros .

Un clima generoso:

Otra característica general de las regiones productoras es la condición de mediterraneidad de su clima, por lo que la amplitud térmica, es decir, la diferencia de temperatura entre el día y la noche en los valores máximos y mínimos, es muy importante, lo que favorece la formación de buenos aromas en los vinos.

Este clima generoso, con sol abundante y lluvias escasas, tiene como consecuencia que los años son muy parejos, a diferencia de lo que sucede en Europa, donde la prohibición de regar hace que el viñatero dependa del sol y la lluvia, lo que condiciona la calidad de las cosechas, que pueden variar mucho según los años.

En la Argentina todas las cosechas son buenas y solamente lluvias excepcionales pueden eventualmente alterar esta calidad, como sucedió en 1998 con el fenómeno del Niño, que provocó intensas precipitaciones en Mendoza.

Otra consecuencia de este clima seco es la ausencia de enfermedades provocadas justamente por la lluvia y la humedad. En Francia se deben realizar hasta quince tratamientos preventivos durante el año contra las enfermedades, mientras que en Argentina apenas uno o dos.

Las regiones de norte a sur:

En la Argentina hemos considerado nueve provincias como regiones aptas para la producción de vinos a escala comercial: Salta, La Rioja , Catamarca, San Juan, Córdoba, Río Negro, Neuquén y Chubut.

Por la importancia de la producción en la provincia de Mendoza, esta ha sido dividida en cinco zonas: Norte, Este, Alto Río Mendoza y Valle de Uco al norte de la provincia, además de la zona Centro-Sur.

En la Argentina , dentro de las diferentes regiones que permiten el cultivo de la vid, la conjunción del clima, suelo y altura, sumado a la experiencia del hombre, han desarrollado la producción de vinos de una excelente calidad.

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