lunes, 31 de mayo de 2010

Historia de Francia


Francia es un país cuyo territorio metropolitano se encuentra en Europa Occidental y además posee diversas colonias en islas y en otros continentes.
La Francia metropolitana limita al suroeste con España y Andorra; al oeste con el Océano Atlántico; al norte con el Canal de la Mancha; al noreste con Bélgica , Luxemburgo , Alemania y Suiza; al este con Mónaco e Italia ; y al sureste con el Mar Mediterráneo.
Los franceses se refieren comúnmente al territorio metropolitano como el Hexágono, por su forma geográfica similar a esta figura geométrica.

Francia es una democracia organizada en una república unitaria semi-presidencial. Es un país con un gran desarrollo económico siendo la sexta economía más grande del mundo. A nivel político, la democracia francesa postula como sus ideales más importantes aquellos que constan en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Francia es miembro fundador tanto de la Unión Europea como de las Naciones Unidas y es miembro permanente con derecho a voto del Consejo de Seguridad de esta última. Con el impresionante número de 75 millones de turistas al año, es uno de los destinos turísticos más elegidos en todo el mundo. Francia es considerada históricamente como la capital de amor y el romance, la comida y el vino y la cuna de la democracia en occidente.

La historia de Francia tiene sus orígenes en la Galia. Habitada por tribus celtas, desde el Mediterráneo recibió aportes griegos a través de su mayor puerto: Marsella.

También los romanos tuvieron trato con la Galia pero éste siempre estuvo orientado a la asimilación de la misma por parte del Imperio. Tras la caída del Imperio romano de occidente, la Galia fue ocupada por los francos, quienes fundaron la primera dinastía. Ésta se llamó dinastía Merovingia y data del siglo V.

A ésta le siguió la dinastía Carolingia, bautizada así en honor a Carlos Martel, quien fue el responsable de detener el avance de los árabes provenientes de la Hispania. El nieto de Carlos Martel fue el famosísimo Carlomagno, quien convirtió el reino en un gran imperio: el Imperio Carolingio.

Las conquistas de Carlomagno incorporaron al imperio gran parte de Europa. Durante su gobierno se hubo generando en su extraordinario desarrollo de la cultura conocido como el Renacimiento Carolingio.

Los herederos de Carlomagno se dividieron el Imperio en tres partes durante el siglo IX. La parte occidental del impero es lo que conocemos como Francia, la parte oriental es considerada el origen de lo que hoy es Alemania, y la parte central incluía lo que ahora es Italia, Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo y Suiza.

Este país fue centro del sistema feudal, de las guerras de las cruzadas, de las ferias, de las universidades y del renacimiento. Con la llegada de los Borbones al poder y de su máximo representante, Luis XIV, se consagró la hegemonía de Francia en Europa en el llamado Siglo de Oro Francés.

Las dinastías gobernaron Francia hasta 1792, cuando la revolución francesa estableció una república en un período de constantes cambios radicales que comenzaron en 1789. Las potencias europeas, viéndose amenazadas por el surgimiento de las ideas de las Luces y de su arribo al poder, se aliaron para intervenir en Francia procurando derrotar a la Revolución en las llamadas Guerras Revolucionarias Francesas, pero gracias a la contraofensiva de Napoleón Bonaparte este objetivo no pudo ser alcanzado.

El siglo XIX estuvo marcado por cuatro importantes periodos. El primero fue el gobierno de Napoleón I, quien restauró territorialmente el Imperio y extendió progresivamente los dominios territoriales de Francia hasta la frontera rusa, enfrentándose con todo el continente.

El segundo fue la restauración monárquica entre 1815 y 1848 tras las revoluciones de 1830 y 1848.

El tercero de estos períodos fue el Segundo Imperio de Luis Napoleón III, sobrino del anterior Bonaparte, con quien se acentuó el proceso de industrialización y colonización.

Y, finalmente, el cuatro momento destacado de este siglo fue el establecimiento de la Tercera República en las últimas décadas del mismo.

Durante el siglo XX, Francia fue golpeada por las dos guerras mundiales perdiendo gran parte de su territorio colonial y rescindiendo su papel de potencia mundial dominante. Finalizadas estas guerras, se ocupó de fundar las Naciones Unidas y la Unión Europea mientras que fronteras adentro, a partir de 1958, ha forjado una democracia semi-presidencial que ha soportado las inestabilidades de los primeros regímenes parlamentarios. Actualmente, Francia es considerada una potencia nuclear y espacial.

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