domingo, 30 de mayo de 2010

Experto y visionario


Pierre Lurton dirige dos renombradas bodegas francesas, se entusiasma con su proyecto en Mendoza y afirma: "Veo un retorno a la buena comida acompañada de un buen vino"

Hablar de Lurton es mentar a las mejores bodegas de Burdeos, donde este apellido aparece vinculado de diversas formas con las marcas más reconocidas. En el caso de Pierre Lurton se agrega el hecho de que es el presidente de dos bodegas bordelesas de fama mundial: Château Cheval Blanc y Château d´ Yquem. Y como si esto fuera poco, preside también la bodega Cheval des Andes, en Mendoza.

Delgado, atlético, amante de la navegación a vela y de los caballos, este hombre, de 53 años, dice sin pudor, y en un gesto de sinceridad, que su estilo de vida es para envidiar. "Imagina: comienzo mi día en Cheval Blanc y lo termino en Yquem. ¿Puede uno desear una vida mejor?"

-¿Qué pensó al asumir la presidencia de Châteu d´ Yquem?

-Pensé que acababa de cambiar una parte de la historia de Francia. Reemplazaba al último miembro de la familia fundadora de una bodega de 400 años de antigüedad: el conde Alexandre de Lur Saluce, un patriarca de 70 años de edad. También pensé que pasaba a ocupar un despacho del que a pocos metros de distancia se encontraba el archivo histórico donde se conservan documentos tales como la orden de compra que hizo Thomas Jefferson de 400 botellas de este vino, de las cuales 200 eran para él y 200 para su socio en la empresa importadora de vino que tenía en los flamantes Estados Unidos de Norteamérica: George Washington.

[Una de las primeras medidas que tomó Pierre Lurton con este vino, ícono de Francia, fue bajar su precio, porque consideraba que no podía ser un vino inaccesible para los propios franceses.]

-Llegó a la presidencia de Cheval Blanc a los 34 años...

-Sí, era muy joven, y competí con los 50 candidatos propuestos para el cargo. Otros objetaron que tenía un apellido que estaba demasiado vinculado a otras bodegas de Burdeos. Entonces, se interesaron por mi apellido materno y se lo dije: ¡Lafitte! [Lafite, pero con una "t", es otro de los apellidos estrella de viticultura francesa y mundial].

Ha logrado formar una familia de seis hijos. "Con la misma mujer", aclara entre risas. Comparte personalmente 3 viñedos en Burdeos -que totalizan 1600 hectáreas- con tres hermanos más.

Entre los personajes vinculados a la enología que recuerda con afecto está el que, quizás, pueda ser considerado uno de los fundadores de la enología francesa moderna: Emile Peynaud. Y al evocar a este verdadero sabio, no puede dejar de unirlo a nuestro Raúl de la Mota, fallecido el año pasado.

-¿Qué le llamó la atención de nuestro país?

-Lo primero que me atrajo fue su afamado malbec, que resultó una agradable sorpresa. Luego, me encontré con una viticultura de gran calidad. La gente ocupa un lugar importante en mi afecto por la Argentina, porque aquí la amistad hace que uno se sienta como en un mundo aparte.

-Y en la Argentina le atrae degustar las mejores cosechas de Cheval des Andes...

-Exactamente, esta vez vine a la Argentina para ver la presentación del Cheval des Andes 2006, que está saliendo al mercado y muestra un gran trabajo de Nicolas Audebert, el enólogo de la bodega, que siempre me gustó por su forma elegante de hacer los vinos.

-¿Y cuál es la tendencia en materia de vinificación?

-Mi impresión es que el mundo del vino tenderá a vinificaciones más tradicionales. Como también veo un retorno a la buena comida acompañada de un buen vino.

CLAVES
Sobre el vino blanco

1 No crea en aquello de "vinos blancos son los chilenos; la Argentina es para los vinos tintos".

2 Nuestro país produce excelentes blancos de cepajes tradicionales: chardonnay, pinot gris, semillón, sauvignon blanc, torrontés, chenin blanc, y hasta difíciles, como la riesling. También tiene sus sauternes, que son los vinos de cosechas tardías, y están apareciendo tímidamente los ice wines, provenientes de aquellas uvas que se han cosechado con hielo sobre sus hollejos.

3 El vino blanco se relaciona bien con las comidas ligeras a base de aves y pescados, y con gran variedad de quesos. Además, está enamorado de las pastas con salsas sencillas.

4 Para un buen foie gras, los vinos de cosecha tardía son ideales, al igual que para los denominados quesos azules.

5 Ojo con las temperaturas. Niéguese a la práctica del frapper (bajarlo de 8ºC) o a la del chambrer (temperatura ambiente). Ponga su blanco a 8ºC en la mesa, que en un ratito, si se distrae, ya estará a 11ºC.

6 Las copas buenas tienen una forma que permite identificar su "ecuador". El vino blanco sírvalo siempre hasta un poco por debajo de esa línea imaginaria, lo que permitirá que no tome una temperatura inadecuada.

7 Lo de que "el mejor blanco es el del año", depende de tantos factores que es mejor dejarlo para la próxima.

Fuente: lanacion.com

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