martes, 2 de marzo de 2010

Una exploración por los viñedos de Mendoza

Fuente: Area del vino

Reproducimos aquí, parte de un artículo publicado por el diario The Washington Post, de la periodista Erica Johnston, quien afirma que "Mendoza se ha convertido en una de las regiones vitivinícolas más destacadas del mundo".

Gracias en parte a los franceses, quienes, según cuenta la historia, alrededor de 1800 trajeron a Argentina algunas ramitas de parras de Malbec, Mendoza se ha convertido en una de las regiones vitivinícolas más destacadas del mundo. Ya no se trata de algo prometedor. Sus viñedos llegan cada vez más lejos, extendiéndose actualmente a gran parte de la provincia.

Por mucho tiempo, el Malbec no ha podido desarrollar su potencial en su país de origen. Se trata de una de las tantas variedades de uvas admitidas en los tintos de Burdeos que casi nunca logran triunfar.

Pero en las cálidas y soleadas zonas rurales de Mendoza, templadas por el frío de las noches andinas, esta planta perenne sobresaliente por fin logró triunfar. Como un plus extra, el tiempo es tan constante en "la tierra del sol y el vino", como le gusta llamarse a sí misma, que cada cosecha es más fiable que las de Francia o incluso California.

A la vista de su importante avance en la escena internacional, muchas bodegas argentinas han cambiado la marcha alrededor de la década pasada, priorizando calidad sobre cantidad, luego de generaciones de enfocarse en vinos baratos para el consumo interno. A medida que millones de dólares han sido invertidos, muchos provenientes de Europa y Estados Unidos, docenas de nuevas bodegas han echado raíces en Mendoza.

Luján de Cuyo es el lugar donde los enólogos y productores argentinos están convencidos de que el Malbec ha encontrado su verdadera finalidad. Cabernet, Syrah y Chardonnay, junto con la uva blanca emblemática de Argentina, Torrontés, son cultivadas en menores cantidades. Por su parte, el Malbec va a la cabeza, no hay duda de eso.

Otro aspecto a tener en cuenta sobre los Malbec argentinos es que aunque son lo suficientemente exuberantes para beberlos solos, todos ellos gritan por carne. Carne roja, para ser específicos y carne roja asada si realmente quiere deleitarse. Si el Malbec no hubiera nacido en el carnívoro Cono Sur, quizás esto no sería así.

Todos estos atributos han hecho que el vino argentino y especialmente el Malbec, en poco tiempo haya logrado recorrer un largo camino. Durante la década pasada, las importaciones estadounidenses han multiplicado ocho veces los ingresos de vino argentino, el cual resulta el cuarto vino extranjero más popular en Estados Unidos.

Fuente: The Washington Post

Para ver la versión completa de este artículo, haga click aquí: http://www.washingtonpost.com/wp-dyn/content/article/2009/12/31/AR2009123101324.html?sid=ST2009123101767

No hay comentarios:

Publicar un comentario