miércoles, 24 de marzo de 2010

Pascua en Argentina


En Argentina, todos los Jueves Santos, y a media mañana, se celebra la misa crismal en la Catedral metropolitana. Así se da comienzo al triduo pascual de la Semana Santa, que antecede al Domingo de Pascua.

Participan de esta ceremonia todos los sacerdotes de la arquidiócesis de Buenos Aires; ocasión en la que el clero renueva las promesas sacerdotales que realizó cuando fue ordenado.

Por la tarde se oficia la misa de la cena del Señor, en la que se rememora la última cena de Cristo, junto a sus doce apóstoles, y la institución de la Eucaristía. Durante el oficio, el sacerdote celebrante lava los pies de doce ancianos como gesto de humildad.

En tanto que el Viernes Santo -día de ayuno y abstinencia-, un obispo vicario preside la Celebración, que evoca la pasión y muerte de Cristo. Al finalizar la jornada, se realiza el Vía Crucis, en la Plaza de Mayo y se recorren distintos templos aledaños.

El sábado está dedicado al lamento por la muerte de Jesús, mientras que el domingo se celebra la máxima fiesta de la Cristiandad pues es el centro del año cristiano.

En la provincia de La Rioja, por ejemplo, los feligreses peregrinan hacia el paraje denominado "Señor de la Peña", para evocar el sacrificio de Jesús. Se reúnen en un gran peñasco de quince metros de altura, ubicado en una zona desértica llamada "Barreal de Arauco", a 86 kilómetros de la capital riojana.

En la localidad de Tilcara, por las calles se efectúa la "Procesión del Cristo Yaciente". Y en cada esquina se colocan las tradicionales ermitas, que evocan pasajes bíblicos.

Lo cierto, es que poco a poco se va perdiendo en todo el mundo, el sentido religioso de esta celebración. Y por otra parte, habrá que ver qué se entiende, tanto hoy como ayer, por "significado religioso", ya que lo religioso no es exclusivo de las religiones más importantes de la humanidad que han perdurado hasta la actualidad.

La religiosidad, en todas sus formas, existe desde tiempos remotos y aunque sea reconfigurada bajo nuevas formas, nunca termina de perecer. En algunos casos, sobrevive en la exposición de este mundo caótico; pera también "otra" religión, de características antiguas, que subyace y que fluye como caldo de cultivo, desde las entrañas de la Tierra y la memoria.


Hoy la Semana Santa es para muchos, sinónimo de "mini-turismo". Y coma si fuera poco, desde el inicio de la Cuaresma, (los 40 días de preparación previos al domingo de Pascua), un tiempo supuestamente llamado al recato y a la penitencia, los obispos advierten la desnaturalización de esta conmemoración, provocada en parte por la continuidad de los festejos de carnaval.

Como quiera que sea, y pese a las distintas interpretaciones que tiene la celebración de le Pascua; este suceso continúa conmoviendo al mundo entero, creyentes o ateos. Porque más allá de lo sagrado o profano, la Pascua es una maravillosa conjunción de ritos, cultura, creencias y leyendas del imaginario y de la realidad.

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