martes, 16 de febrero de 2010

La eterna duda, aceite de oliva o de girasol

El aceite es un alimento esencial para nuestra dieta, ya que nos aporta infinidad de ácidos grasos esenciales para el organismo que nos ayudan a mejorar la salud. A pesar de todo existen muchos puntos de vista en relación con el aceite, y es que hay firmes defensores de su uso y otros que no lo respaldan para nada. En escena suelen estar el aceite de oliva y el de girasol, de los que son inevitables las comparaciones, por lo que en Vitónica vamos a ver cuáles son las diferencias entre ambos.

Los dos aceites son ricos en ácidos grasos importantes para el buen funcionamiento del organismo, a pesar de todo no debemos olvidar que la procedencia de ambos aceites es diferente y por lo tanto las cualidades de ambos se van a diferenciar en algunos puntos que no podemos pasar por alto.


El aceite de oliva se obtiene a partir de un fruto, la oliva, que se machaca para extraerlo. En cambio el aceite de girasol se extrae de una semilla, la pipa de girasol. Este hecho hace que ambos aceites tengan una gran diferencia en su textura y en la composición. En contra de lo que mucha gente opina ambos son igual de buenos para la salud por la cantidad de nutrientes que nos brindan necesarios para mejorar nuestro estado de salud.


En el caso del aceite de oliva es destacable su alto contenido en ácidos grasos poliinsaturados necesarios para el buen funcionamiento del organismo. Son imprescindibles para la actividad celular, y representan una ayuda directa para el sistema circulatorio, ya que nos ayudan a reducir los niveles de colesterol malo que es el encargado de obstruir las paredes de las arterias y de envejecerlas con el paso del tiempo.


El aceite de oliva es además un buen laxante consumido en ayunas. A la hora de cocinar es la mejor elección, ya que al tener una densidad alta aguanta mucho mejor las altas temperaturas sin perder sus cualidades. Elegir aceite de oliva para cocinar es la elección más acertada, aunque es siempre preferible consumirlo crudo. En cambio el aceite de girasol es mucho menos denso y es una peor opción para cocinar, ya que no aguanta las altas temperaturas de la misma manera y se quema antes expulsando sustancias que no beneficial al organismo en absoluto.


En cambio el aceite de girasol crudo es un alimento muy recomendable por las altas dosis de nutrientes que nos ofrece como la presencia de ácido linoleico que nos ayuda a regular nuestro organismo y mejorar la asimilación de los nutrientes. Junto a esto es importante que tengamos en cuenta el alto contenido que el aceite de girasol tiene de vitamina E, importante para mantener en perfecto estado nuestros tejidos, además de ser una gran fuente de juventud para la piel.


Por todos estos motivos ambos tipos de aceite son muy buenos para el organismo, lo importante es saber utilizarlos y entender que todo en su justa medida es necesario y beneficioso, pues nos aportan una serie de nutrientes necesarios para mejorar nuestra salud.


Fuente: vitonica.com

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