jueves, 28 de enero de 2010

Los bombones, un postre del Rey Sol


Hay infinidad de historias sobre el origen de los bombones, pero hay una en especial que es la más extendida y señala la aparición del bombón en el siglo XVIII. Se dice que el pastelero de Luis XIV, elaboró unas frutillas bañadas en chocolate para el rey, cuando este las degustó, exclamó “bon, bon” señalando su aprobación ante el manjar.

A finales del siglo XIX y principios del siglo XX, se popularizaron y empezaron a comercializarse a nivel mundial. En 1868 se lanzó al mercado la primera caja de bombones de la marca Cadbury, más tarde, en el mercado americano aparecieron los denominados Kisses de la casa Hershey´s, era una golosina en forma de gota y recubierta de papel plateado.

Tras la aparición de estos primeros bombones, se han ido perfeccionando las técnicas y elaboración de las distintas casas especializadas en chocolates y bombones, creando negocios que guardan celosamente el secreto de la elaboración de los exquisitos rellenos y las coberturas.

Los bombones son bellos por fuera y deliciosos por dentro, quizás lo que más nos agrade sea el factor sorpresa que nos depara un bombón al no conocer su interior. La apariencia externa de un bombón es importante pero el relleno resulta fundamental para nuestra aprobación.

A un bombón le da vida su relleno, sean frutos secos, cítricos, licores o especias. Todo es válido para sorprendernos y para que recreemos nuestro paladar con esta delicia. Los rellenos que más destacan son los de licor, cereza, praliné, las clásicas trufas y no seguimos porque nos están entrando unas ganas tremendas de degustar los nuestros y siendo la hora de comer…

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