viernes, 9 de octubre de 2009

Señores bodegueros: corchos de plástico ¿sí o no?

Por Alejandro Maglione
Especial para lanacion.com

La polémica. Hace un tiempo escribí sobre el tema de una suerte de resurgimiento del corcho natural o de corteza de alcornoque. El tema es espinoso por donde se lo mire, porque encima los productores portugueses, particularmente, se han encaramado en el tema de afectar la naturaleza a través de la desaparición de los bosques productores, que como se explotan sin afectar la vida del árbol, siguen produciendo su efecto bienhechor en su entorno.

Salto a la yugular. Entonces aparecieron los productores de corchos sintéticos, y si bien no podría decir que me sentí amenazado, me sentí abrumado, porque me inundaron la casilla de e-mails alegando a favor de su producto, y al mismo tiempo, denostando contra el corcho natural. Es más, un tal ingeniero Mariano Paz, me envió foto de su bebe de meses, jugando en una piletita, rodeado de corchos sintéticos de todos los colores que flotan a su alrededor, y la foto se llama "otros usos del corcho sintético".

La culpa la tiene el TCA. Lo que levantó la perdiz en contra del corcho natural fue este tema de su contaminación con el TCA (tricloroanisol).

La contaminación por TCA es la responsable del famoso sabor a corcho de los vinos (es el característico gusto a papel mojado o más bien a bodega con problemas de higiene). El TCA afecta entre un 3 y 7 % de la producción mundial de vinos, ocasionando perdidas económicas muy importantes y lo que es también importante generando en el consumidor rechazo a la marca.

Qué tan importante es el asunto. El porcentaje de afectación de vinos por el TCA es muy discutido y varía de acuerdo al país y a las bodegas, se estima que es capaz de estropear del 3 % al 7% de los vinos. Esta información, no totalmente comprobada, me resulta curiosa, porque soy un razonable tomador de vino, y no me encontrado nunca con este problema en vinos de una edad menor a 5 años, que es lo que uno consume normalmente. Y en general, me he encontrado con vinos "picados", pero no imagino que si la proporción fuera tan alta, se me habría cruzado uno que otro corcho mal humorado. En fin.

Otras críticas. A la realidad del crecimiento casi exponencial en el consumo de vino, los detractores del corcho natural dicen que con el período de evolución que necesita el alcornoque para producir corchos de calidad, que es de aproximadamente 40 años, ha hecho que sus productores hayan comenzado a hacer un aprovechamiento de sus deshechos que terminan por engañar al consumidor, que piensa estar frente a un corcho natural, cuando la cosa, según los "sintéticos" parece que no es tan así.

Las trampas. 1) Los aglomerados: son corchos fabricados con descarte de corcho molido aglomerados con una cola sintética. 2) Los colmatados: tienen mucha porosidad por haberse tapado los huecos con polvo de corcho y una cola.3) Los corchos 1+1: se fabrican combinando dos aros de corcho natural en los extremos con corcho aglomerado en el centro. 4) El último invento de la industria corchera, los corchos técnicos, corchos sintéticos fabricados con polvo de alcornoque y un aglomerante que se compactan para obtener un corcho que en realidad tiene poco de corcho natural.

Quizás lo correcto sea no llamarlo "trampas" sino trucos que ha encontrado una industria para salir del paso mientras logra hacer crecer su producción. O quizás aquí también, como en todo, hayan aparecido los gerentes financieros a buscarle la vuelta a la cosa para no desperdiciar ni el polvo del alcornoque, vaya uno a saber.

Pasamos a los sintéticos. Y, aparentemente ¡todo solucionado! Gracias al avance en la industria de los polímetros y sus métodos de transformación en el último cuarto del siglo pasado ha permitido diseñar un tapón sintético que reúna todos los requisitos tecnológicos que el tapado de vinos tiene.

Los norteamericanos. Cuando no. Fueron ellos que crearon una de las primeras empresas productoras de tapones sintéticos como resultado del ?joint venture? de varias bodegas americanas cansadas de lidiar con los problemas de los corchos naturales. Esto quiere decir que no se limitan a molestar llamando "blend" al "assamblage" de los vinos, sino que fueron por los corchos de alcornoque. ¡Qué tipos!

Las ventajas. Veamos las que enumeran los propios productores de los sintéticos:

  • No cambian el gusto del vino, al no tener posibilidad de contaminarse con TCA.

  • Son más herméticos, evitan intercambio gaseoso con el medio externo y mantienen mucho mejor el tenor de SO2 libre (N.del A.: ácido sulfúrico, que sirve para retardar la oxidación del vino).

  • No se quiebran al descorchar la botella.

  • No genera polvillo que cae sobre el vino.

  • Son más higiénicos, no es un producto que ha estado en contacto con tierra, insectos, microorganismos, etc.

  • Al ser un producto industrial producido con tecnología de última generación y controles de calidad avanzados, se asegura la uniformidad de los tapones.

  • Se pueden colorear usando colorantes aptos para contacto con alimentos, lo que da muchas variantes desde el punto de vista de marketing. También pueden imprimirse con mejor calidad.

  • No hace falta tener las botellas siempre acostadas (ahorro de espacio y transporte). El corcho natural solo trabaja adecuadamente cuando esta húmedo.

  • Son muy similares a los corchos naturales en cuanto a la vista y tacto.

  • Se pueden abrir los vinos utilizando los mismos sacacorchos, manteniéndose el "pop" característico del descorchado.

  • Son reciclables.

  • Las tres últimas.

Me puse a analizar las tres últimas "ventajas" señaladas por los "sintéticos", y noto con curiosidad que las dos primeras se esfuerzan por señalar la semejanza con el corcho natural, lo que significa un reconocimiento a la simpatía que posiblemente tenemos los consumidores por el viejo alcornoque.

Y la última ventaja, la de ser reciclable, justamente es uno de los puntos que nos hacen fruncir las cejas a los ambientalistas -soy Presidente de la Asociación de Amigos de la Patagonia-. Entonces, es muy bienvenida esta última característica, solo que me gustaría tener a un "sintético" a mano para preguntarle: ¿qué hacen ustedes para que se puedan recuperar esos corchos usados? He ahí el gran desafío a ese argumento: prontamente deberían poner recipientes en los supermercados, como se está empezando a hacer con las bolsas de plástico, donde uno pueda depositar los corchos a reciclar, en lugar de tirarlos a la basura común, con las inevitables consecuencias contaminantes que esto tiene.

¿Por casa cómo andamos? En la Argentina se utilizan anualmente casi 100 millones de tapones sintéticos, pero la gran mayoría de ellos (más del 80 %) están concentrados en los vinos de exportación. En el mercado domestico el porcentaje de tapones sintéticos en vinos embotellados en ¾ es del orden del 6 %, poco comparado con otros países del Nuevo Mundo, pero mucho si se tiene en cuenta que hace dos años era prácticamente nulo.

No solo el vino. En la información que recibí, fue interesante ver que también hay aguas minerales prestigiosas que presentan su producto en botellas de vidrio con forma semejante a las de vino, y encorchadas con corchos sintéticos.

Final acobardado. Confieso no tener totalmente claro el tema en mi cabeza y menos todavía en mi corazón. Espero que la nota dé para que salten algunos lectores al ruedo y digan lo suyo. Sobre que los bodegueros digan lo suyo. Como sea, el tema no puede ser ignorado y es bueno que sea debatido. Al día de hoy el uso de tapones sintéticos alcanza los 2000 millones de unidades anuales, lo que equivale a un 10 % del total de vinos embotellados, este porcentaje esta creciendo muy rápidamente y se estima que para el año 2010, el porcentaje de sintéticos llegue al 20 %. Lo único que no se puede hacer, es ignorar el tema.

Fuente: lanacion.com

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