miércoles, 24 de junio de 2009

Las Copas para tomar Vino

Las copas de los vinos no son un capricho ni una banalidad. Por el contrario, son el resultado de una sacrificada búsqueda realizada durante mucho tiempo, hasta encontrar el recipiente más adecuado para la transferencia del vino de la botella a la boca, su destino natural.


Estas son recomendaciones para disfrutar mejor de:
Un vino tinto:
Paredes delgadas, incoloras, transparentes, Lógicamente para apreciar el color.
Un vino blanco: Paredes redondeadas, Se necesita que los aromas surjan de la base y se concentren en la parte superior, permitiendo así una mejor percepción de los aromas y espacio para que se combinen.
Bastante capacidad (¡OBVIO!), Las copas deben permitir una cantidad razonable de vino, sin que al servir se sobrepase los dos tercios de capacidad. Por eso el vino necesita copas y no copitas. Nunca debe servirse utilizando la capacidad total de la copa, para permitir la acción de hacer rotar el líquido logrando así el ingreso del oxígeno en el vino, sin arriesgarse a la fatalidad de un derrame.
Copas con pie de una altura mínima de 4 cmts. Esto da dos ventajas; La primera es que se puede agarrar la copa sin agarrarla por su cuerpo, que calentaría el vino y nos impediría apreciar su color. La segunda cosa que permite un pie adecuado es la estabilidad y elegancia.
Hay que tener cuidado con algunas copas de pie larguísimos, pues éstas si bien parecen muy elegantes en la mesa, son muy inestables al tener un centro de gravedad alto. Al menor roce caerán sobre la mesa o el suelo. Digo, si vamos a tomar vino es porque buscamos la perfección en otras cosas, no en gráciles movimientos motores. Si quieren cristales muy altos y de colores en la mesa, no usen para ello las copas de vino, ¡ponga un florero! ja

1 comentario:

  1. excelente recomendaion, articulo de mucho provecho. gracias

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