martes, 17 de marzo de 2009

El vino y las calorias

Depende de dos factores: grado alcóholico del vino y azúcar que contiene. Aunque no considerásemos al vino mas que como una disolución de alcohol en agua (desdeñando todos los otros elementos que entran en su composici0n) el vino sería ya un alimento o, al menos, un alimento de ahorro. En efecto, el alcohol como lo han probado los trabajos de Atwater en 1902 , siendo utilizado inmediatamente por el organismo (contrariamente a lo que sucede con los azucares, las grasas y los ácidos aminados) permite economizar, en cierta medida, otros elementos energéticos . No puede sin embargo asegurar más del 50 o/o de los gastos de base del organismo, o sea 600 a 800 calorías (trabajos de Schaffer, Le Breton y Dontcheff).


Pero, y no lo repetiremos bastante, los 10 centilitros de alcohol por litro, cuyo contenido reprochan al vino, no guardan relación alguna con la misma cantidad de alcohol si fuese absorbida en estado puro. El vino no es más que una simple solución de alcohol etílico al 10%. Intimamente mezclado en el vino, a un complejo viviente, el alcohol, materia inerte, hace que aproveche de sus reales cualidades, el conjunto de este complejo.


El número de calorías que aporta al organismo un litro de vino varía de 600 a 1000 con una media de 600 a 700 para el vino tinto. Los vinos blancos licorosos (tipo Sauternes) ricos en azúcar, son más calóricos que los vinos blancos secos. Los vinos dulces naturales, los vinos de licor, a la vez cargados de azúcar y alcohol, son los vinos mas calóricos. Ciertamente, en nuestros países de alto nivel de vida, esta fuente de calorías puede parecer de una importancia desdeñable, puesto que nuestro problema actual sería más bien el de tratar de disminuir una ración demasiado rica. Pero este combustible utilitario, cuando proviene del vino ¿no parece poseer la milagrosa virtud de engendrar la euforia, el entusiasmo y la actividad intelectual creadora?

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