En Gran Bretaña, primer importador de vino del mundo, las bodegas francesas acaban de perder el liderazgo a manos de Australia. Pero prometen el desquite.
Para las bodegas francesas, el año 2008 puede ser recordado como "annus horribilis". Porque perdieron el liderazgo mundial como primeros productores de vino a manos de Italia (después de décadas de sostenerlo) y ahora acaban de quedar relegados por Gran Bretaña, el mercado más importante en materia de vinos finos.
El último informe de Vinexpo (el salón del vino de Burdeos), muestra que los consumidores británicos prefieren los vinos australianos y del nuevo mundo por encima de los franceses. El estudio muestra que en los últimos 5 años, las importaciones de vinos de Australia crecieron un 25%, mientras que las de Francia cayeron un 20%.
Para los medios ingleses, esta caída se vive con cierto placer (por la histórica rivalidad que existe entre ambos países) y se refleja con bastante crueldad. Malcolm Gluck, uno de los más grandes periodistas especializados, sostuvo recientemente que "los vinos del Nuevo Mundo hablan nuestro idioma (sí, incluso las etiquetas chilenas no dicen Château Lamazelle de Figeac Brown Cantenac Lafite), son abiertos y muy frutales y además no son caros".
Otros medios ponen el foco en la tradicional soberbia francesa, que siempre despreció el paladar inglés y que nunca les permitió prepararse para enfrentar la competencia del Nuevo Mundo.
Pese a todo, después del impacto que les causó la pérdida del liderazgo, los franceses ya preparan el contraataque. Son varias las bodegas que comenzaron a elaborar productos más en línea con el gusto de los consumidores británicos y que pueden competir en igualdad de condiciones con los mejores vinos del Nuevo Mundo.
Fuente: Diario La Nación
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